El empresario debe convertirse en un profesional de la dirección de la empresa y, por tanto, dedicarse a un fin de funciones como: planificar (planificar una política empresarial y diseñar un plan de acción para sus productos), gestionar (dirigir todos los departamentos que forman parte de la empresa con los objetivos planteados), organizar (coordinar todos los departamentos de la empresa), y controlar (con el propósito de conocer en que medida se están cumpliendo los objetivos marcados y corregir posibles desviaciones).
¿Qué es lo que persigue la empresa?
El fin de una empresa es la razón económica de la misma, las metas que desea obtener a largo plazo y los objetivos propiamente dichos son aquellos que desea conseguir una empresa durante un período de tiempo concreto; es decir, son las metas escogidas una vez analizado el entorno, su objetivo principal es maximizar los beneficios minimizando los costes, a la vez que respeta y conserva el medio ambiente.
Todo lo anteriormente dicho, daría una explicación si todas las empresas se planificaran de forma igual y que existieran empresarios con las mismas preocupaciones, pero en la realidad esto no sucede así, ya que según sean empresas pequeñas, medianas y grandes, se moverán en diferentes direcciones, por ejemplo en las Pymes (pequeñas y medianas empresas) o empresas familiares es a menudo el propietario de la empresa y quien la dirige y, su patrimonio está en riesgo, por ello debe conseguir que su empresa sea rentable; es decir, el dinero que ha invertido en su empresa.
Sin embargo, en las grandes empresas, los propietarios del capital y los dirigentes son personas distintas aunque la relación entre ambos es muy estrecha. Por una parte, al empresario le interesa hacer bien su trabajo para no perder su puesto y para que se sigan teniendo confianza en él; y por otra parte, los propietarios necesitan conocer que se garantizarán beneficios.